En 1907, una mujer de la alta sociedad desapareció por 24 años luego de retirar del banco $1 millón

Nadie supo de ella hasta el año 1931. Era una anciana de pelo rizado cuando salió de la habitación 552 del hotel Herald Square de Nueva York. Necesitaba ayuda: su hermana estaba enferma. ¿Iba a morir? “Consigue un médico”, le dijo a la sirvienta. Tiempo después, contó su historia. Todos quedaron sorprendidos.

¿Una vida de mentiras?

Ida Mayfield Wood se quedó sola en la habitación del hotel luego de la muerte de su hermana Mary. Personas extrañas aguardaron junto a ella y la incitaron a contar lo que había sucedió. ¿Oponerse? Prácticamente, estaba obligada a narrar lo que vivió durante más de dos décadas. Definitivamente, la realidad era más extraña que la ficción.

Finalmente pertubaron al letro "no molestar"

Desde 1907, nadie entraba en la suite 552. Ese año, Ida, junto a su hija, Emma, y Mary se mudaron y, básicamente, cerraron la puerta con llave. Así que, gracias a aquella muerte, alguien, por fin, pudo ver lo que pasaba ahí dentro. Ingresaron el gerente del hotel, un médico, un empresario de la funeraria y dos abogados. ¿Qué vieron? Una habitación inundada de basura.

Los deseos excéntricos de dos ancianas excéntricas

Nadie sabía nada. A lo largo de los años, las mujeres interactuaron, brevemente, solo con un botones y una criada del hotel. Ellos sabían que el dinero y la limpieza no eran, precisamente, sus prioridades. Ahora bien, Ida ahora estaba sola. Tres años antes, murió su hija y ahora fue el turno de su hermana. Es decir, que ella era la única que quedaba para disipar todas las dudas.

Alijo secreto de dinero en efectivo

Una mucama del quinto piso, dijo que solo lavó sus sabanas y toallas en un par de ocasiones. Por su parte, la criada aseveró que nunca le permitieron entrar a la habitación. ¿Y el botones? Contó que todos los días comían lo mismo y que de propina solo recibía 10 centavos. ¿Estaban en la ruina? Si bien, decían que no tenían para darle más, cancelaban la cuenta del hotel en efectivo.

La historia de Ida fue extraña

Morgan O'Brien Jr. fue uno de los abogados que entro a la suite. Señaló que cuando la vio, no dudó de lo hermosa que fue en el pasado. Sin embargo, antes conversó con los empleados del hotel para saber más sobre la extraña mujer. De esta forma, se enteró que Ida tenía años sin bañarse. Entonces, ¿cuál era su historia? Afortunadamente, la anciana tenía todas las respuestas.

Un adivino acertó

Al parecer un adivino fue el culpable. La joven de Nueva Orleans, dejó que le leyeran su palma. ¿El resultado? El vidente profetizó que en el futuro se iba a casar con un hombre rico, capaz de darle todo lo que quisiera. Ida quedó deslumbrada y se aferró a esa predicción. ¿Se cumplió? Gran parte sí. 

Ella no era una chica ordinaria

Ahora bien, ella pertenecía a una familia de poder. No era una chica corriente. Su padre fue el destacado plantador de azúcar Henry Mayfield, le dijo al abogado. Igualmente, afirmó que su belleza deslumbraba a todos. No obstante, quería más y con 19 años se mudó a Nueva York para reinventarse.

Mirando a Benjamin Wood

Estaba dispuesta a casarse. Así que todos los días leía las páginas de sociedad y estaba atenta a cualquier chisme. Finalmente, encontró a su prospecto. Era el político y propietario de un periódico Benjamin Wood. ¡Stop! Era casado. Para cualquiera, este dato sería un obstáculo, pero para ella no.

Un romance torbellino e ilícito

Tomó una decisión: le escribió. Se ofreció a ser su amante, el tiempo que él quisiera. De hecho, usó su belleza para atraparlo y, quizás, dio la estocada final cuando aseguró que era nueva en la ciudad. Logró su cometido, durante diez años se encontraban a escondidas. De ahí nació Emma. Luego, se casaron.

Las deudas de juego salieron a la luz

¿Fueron felices? No del todo. Mientras que vivía una vida de lujos, ostentación y glamour, sufría los desaires de un marido ludópata, que se endeudaba con el juego. Por un lado, conocía al Príncipe de Gales y Abraham Lincoln, por otro recibía cartas de Wood diciéndole que lamentaba sus malos hábitos. "Desafortunadamente para ti, tu esposo, Ben", terminaba las misivas.

Tomando el asunto en sus propias manos

Ida no se quedó con las manos cruzadas. Así que tomó una decisión que le haría ganar dinero: esperaba a Ben afuera del Manhattan Club. Si él ganaba, le exigía la mitad de la cantidad total; y si perdía, le cobraba por el tiempo que dedicaba a esperarlo. Buen negocio, ¿cierto? Después de todo, nunca dejó de ser una ahorradora meticulosa.

La manera especial de Ida con el dinero

Finalmente, Benjamín murió en 1900. ¿Y su riqueza? The New York Times aseguró que no poseía bienes raíces y que su propiedad personal era de poco valor. ¡Estaban equivocados! Todo estaba a nombre de Ida. Así que, de inmediato vendió hasta el periódico. Siete años después, tomó otra gran decisión: fue a su banco con una demanda desconcertante.

"Cansado de todo"

A Ida no le importó la situación económica que estaba atravesando el país. Después de que la Bolsa de Valores de Nueva York cayera casi un 50 por ciento, una crisis financiera azotó a la nación por tres semanas. Sin embargo, “cansada de todo”, le exigió al banco todos sus ahorros en efectivo. ¿Cuánto? $1 millón, se fue y reservó una habitación en el Hotel Herald Square.

¿Estaba mintiendo?

La historia tenía sus puntos débiles. O'Brien corroboró el matrimonio de la anciana de 93 años con Wood, la suma de dinero que indicó y su estancia de 24 años en aquel hotel. No obstante, surgieron muchas otras preguntas cuando los herederos de su fortuna comenzaron a salir de la nada. Incluso, en septiembre de 1931 la declararon como persona mentalmente incompetente.

Posesiones de valor incalculable encontradas en su habitación

Para cumplir con todas las pesquisas, la llevaron a otra habitación contra su voluntad. De esa forma los investigadores registraron cada rincón. ¿Qué encontraron? $247.200 en una vieja caja de zapatos, $500.000 escondidos dentro del vestido que tenía puesto y 54 baúles. Todos estaban llenos de vestidos, joyas, tiaras, gemas y de las telas y encajes más finos del mundo.

Una espiral descendente

Ida intentó escapar, pero nada servía. Así que, cuando se tranquilizaba, su lujosa educación era uno de los temas de los que conversaba. Dijo que su madre hablaba alemán, español e italiano, así que la envió a un internado en Nueva Orleans para que siguiera sus pasos. Sin embargo, su historia se empezó a desmoronar cuando su salud comenzó a fallar. 

Nada más era real

Murió el 12 de marzo de 1932 y con ella se fue toda esa fantasía que solo existió en su cabeza por 93 años. Lo único cierto fue todo el dinero que dijo tener. Lo demás fueron falacias. En realidad, no era una Mayfield, se inventó su nombre. ¿Y su padre? No fue el exitoso plantador de azúcar sureño Henry Mayfield sino un pobre inmigrante irlandés, llamado Thomas Walsh.

Red de mentiras

Esto no es todo. Su nombre real era Ellen Walsh, vivió su infancia en Massachusetts y no en Nueva Orleans, así que tampoco fue una Southern Belle, como decía. Su madre tampoco fue una señorita con buena educación y era de Dublín. Y, por supuesto, su hermana e “hija” también eran sus aliadas en todas estas mentiras. Su esposo no se queda atrás.

Se conoce la verdad

Mary sí era su hermana, al igual que Emma. ¿Sorpresa? Sí, en realidad, esta última no era su hija. Por su parte, aunque el matrimonio con Benjamin Wood era cierto, este nunca dijo la verdad sobre su ascendencia sin glamour. Tal vez, se ganó su notoriedad por la época en que vivió. 

"Bruja de Wall Street"

Sin duda, en ese periodo sucedían cosas impensadas, como que una mujer se ganara injustamente el apodo de “la bruja de Wall Street”. De hecho, esa bruja tenía algunas similitudes con Ida. Se llamaba Henrietta “Hetty” Howland Robinson y nació en 1843, en New Bedford, Massachusetts. En ese entonces, todo estaba cambiando, el Nuevo Mundo se estaba estableciendo.

Hetty Green heredó su fortuna

La gente hacía fortuna con facilidad y los Green no fueron la excepción. Edward Mott-Robinson, su padre, era un hombre de negocio, que se casó con Abby Howland. La mujer era descendiente de los cuáqueros y su padre, Isaac, era el dueño de un imperio ballenero muy rentable. 

Comenzar temprano en el negocio

Así, su pasión por el dinero apareció desde la infancia. La pequeña le leía a su abuelo, en voz alta, los segmentos financieros del periódico. Desde entonces, se expuso al mundo de los negocios. Luego, a los seis años, hacía lo mismo con su padre, quien pasó a ser el jefe de la compañía ballenera Howland.

Una prodigio en los negocios

Pronto, Green aprendió a comerciar y los sistemas complejos no le generaban problemas, dicen los informes. En una época donde las mujeres se mantenían alejadas de los temas económicos, Edward le dio responsabilidades. Siendo muy joven, llevaba los libros de la familia, hizo que se relacionara con los corredores y la convidó a asistir a algunas reuniones.

Perspicacia empresarial a raudales

Esto no quería decir que tenía que dejar de actuar como una dama. En 1854 hizo su debut en sociedad, después de graduarse. ¿Algún regalo? Su tía le dio dinero, mucho dinero, para que se comprar un armario con hermosos vestidos. No lo hizo. Gasto una pequeña fracción y los demás lo invirtió en bonos del gobierno.

Joven y hermosa, e inteligente

La chica no se llevaba muy bien con la moda, su estilo era muy sobrio. Sin embargo, nada atenuaba su atractivo, sus pretendientes se multiplicaban. Dicen que uno de ellos fue le Príncipe de Gales. ¿Sucedió algo? Green nunca se conformaría con un papel de madre y ama de casa, estaba demasiada interesada en el mundo de los negocios.

Herencia Green

En 1865, fue el año donde todo cambió para ella. Su padre murió y le dejó una herencia de casi $7 millones en activos y efectivo. Era la oportunidad de probarse a sí misma. Encontró obstáculos. Por ser mujer, el dinero estaba depositado en un fideicomiso, así que otros quedaron a cargo de su manejo y distribución.

Bloqueado de su propio dinero en efectivo

De esta forma, su talento se desperdiciaba. ¿Invertir? Su propio dinero estaba bloqueado. Esto no fue todo. Años más tarde falleció su tía Sylvia, así que una vez más recibió una gran herencia, nuevamente en un fideicomiso. Tampoco tenía control sobre esto. 

Luchando por el derecho a comerciar

¿Alguna solución? Green quiso convencer a los ejecutores del testamento de que existía un documento anterior que le otorgaba el control sobre la fortuna. Los abogados demostraron que la firma era falsa, por lo que la corte desestimó su pedido. ¿El resultado? Heredó $600,000, unos $13 millones en la actualidad, después de una larga batalla legal.

Edward Henry Green

Parecía que todo mejoraría cuando conoció y se casó con Edward Henry Green. Era un millonario de Vermont que pasó dos décadas viviendo en el Lejano Oriente. Sin embargo, su riqueza no aumentó luego de su separación. Firmó un acuerdo prematrimonial anticipado y no vio ganancias de la fortuna de su exesposa.

Su esposo manejaba el dinero de manera diferente

Con esto en mente, se mudaron a Manhattan y luego a Londres. Allá agrandaron la familia, nacieron Ned y Sylvia. Todo marchaba bien, hasta que en 1973 regresaron a Estados Unidos. El cambio fue trascendental, la relación se fracturó, pues existía una gran diferencia entre ellos. A Green le gustaba hacer inversiones educadas y su esposo era muy despreocupado con el dinero.

Wall Street era una apuesta, para él

Según informes, a él le gustaba gastar en exceso. No se medía con los lujos, cenas y ropa fina. Quizás pensó que sus inversiones en Wall Street lo sacarían de apuros. Sin embargo, llegaron las pérdidas y su fortuna disminuyó. De hecho, Green le tendió la mano en más de una oportunidad.

Rescató a su esposo por última vez

Pronto llegaron las deudas. En 1885, una de las empresas en la que era socio colapsó. Debía $700.000 y, por supuesto que lo alcanzó una gran marca negra como insolvente. Ese historial afectó a Green por ser su esposa. ¿Las consecuencias? Aunque lo salvó una vez más, no lo perdonó.

Matrimonio roto

Lo dejó y se llevó a los niños. Se fueron a vivir a una serie de propiedades sin pretensiones en Brooklyn, Nueva York. En este punto, parece que todo estaba perdido para ella. Sin embargo, las cosas cambiarían, pronto se convertiría en la mujer más rica del país.

Fortuna creciente

Green nunca dejó de aumentar su fortuna. El ingreso del fideicomiso que le dejó su padre era constante. ¿En qué lo gastaba? En nada, lo invertía en bonos y bienes raíces. Esta fue la estrategia que siguió para tomar el control de sus finanzas. Fue un proceso lento, pero constante.

Inversiones estables

Se decantó por las inversiones estables, nada de esquemas engañosos. Por ejemplo, predecía cuáles vecindarios iban a ganar popularidad y comparaba las propiedades aledañas. Así mismo, adquiría bienes a bajo precio cuando nadie los quería. Los guardaba y revendía cuando su precio subía, se cree que dijo Green. A pesar de su apodo, se mantuvo lejos de Wall Street.

Éxito y excelentes retornos de la inversión

Además, compró bonos de la guerra civil y acciones de ferrocarriles. Todos generaban un gran rendimiento. De ahí la multiplicación de su dinero a raudales. Incluso, tiene el récord de ganar en un solo día $200.000. Ahora bien, la actitud de Edward también fue otra motivación para hacer dinero, aun así se reconciliaron antes de que este falleciera en 1902.

Manteniendo a flote la ciudad de Nueva York

En 1907, jugó un papel importante durante la crisis financiera. Los funcionarios de la ciudad se dieron cuenta de que la única forma de evitar la bancarrota era encontrando benefactores adinerados. Green fue uno de ellos. Aportó $1 millón a cambio de bonos de ingresos a corto plazo. Esto no era nuevo para ella, en 1889 prestó otro $1 millón y en 1892, $1.5 millones.

La bruja de Wall Street

Entonces, ¿de dónde sacaron lo de Bruja de Wall Street? Se lo debía a dos factores. El primero, fue el cuáquero independiente y rico que hizo de la suyas con los rumores, ya que en aquella época la mayoría de las mujeres estaban confinadas en el hogar. El segundo, fuero sus modales baratos que ganaron detractores. Según los informes, siempre fue una mujer frugal y esquiva.

Una dieta barata y una casa barata

Esta es la lista. Principalmente, comía huevos, avena y cebollas. Evitaba las altas facturas de energía, por lo que calentaba la comida en un radiador. Por otra parte, siempre evitaba gastar en comidas caras, así que no olvidaba cargar con un paquete de galletas integrales. Y en casa, no usaba calefacción, agua caliente, ni arreglos florales, en cambio decoraba con plumas de pollo teñidas.

Vestidos negros y una nueva reputación

¡Hay más! Usaba ropa negra desde que su esposo murió, lo que contribuyó a su reputación de bruja. Y era enemiga de los impuestos sobre la propiedad. Por lo tanto, no tenía una dirección permanente en la ciudad. Para ello, cambiaba de pensiones regularmente. Y como guinda de la torta, se mantenía alejada de la prensa que quería saber cada vez más acerca de la enigmática bruja.

Su conducta causó confusión

Green fue discreta en su trabajo. Se ubicaba en un escritorio en el Chemical Bank de Nueva York. En ocasiones, cuando no se encontraba presente, perseguía a sus deudores por toda la ciudad, comportamiento que fue criticado debido a que era inconcebible que una mujer viajara sola.

Un contratiempo que terminó fatal

Se cree que Green actuó de forma miserable cuando su hijo Ned cayó de su trineo y se lesionó la pierna. Su madre evitaba gastar dinero en atención médica costosa, por lo que lo llevó a un centro gratuito para pobres. El médico se percató de quién era ella y se negó a atender al niño. 

Su lado amable

Cuentan que debido al retraso del tratamiento, Ned desarrolló gangrena. Por lo cual, fue necesario amputarle la pierna. Tras lo sucedido, el pequeño usaba una pierna postiza hecha de corcho. Sin embargo, existen pruebas de que Green era más suave, aunque otros recuerdan su lado más oscuro.

Una madre agradable

Green amaba a sus hijos. Antes de que ella partiera dedicó parte de su vida educándolos para que ellos heredarán su riqueza. Incluso, un empresario amenazó a uno de sus hijos y ella no esperó. En la biografía de Janet Wallach de 2012 describe que, enojada, dijo: “Daña un cabello de su cabello y te atravesaré el corazón con una bala”. Asimismo, Green insistió en que su hija, con quien tenía una buena relación, se casara con “un pobre hombre de buenos principios”. Y cuando llegó ese día, pagó una suite en el Hotel Plaza. Años más tarde, donó millones a proyectos de caridad.

Donaciones y trabajadores en huelga

A lo largo de los años, Green hizo donaciones a organizaciones benéficas y siempre de forma anónima. Incluso, dio una gran suma de dinero a la Escuela de Medicina Johns Hopkins en Baltimore, con la condición de que admitieran mujeres. En 1895 los trabajadores ferroviarios de Brooklyn se declararon en huelga, Green estuvo de acuerdo, pronunciándose en contra de los propietarios millonarios, comentando que eran los verdaderos culpables.

No tenía muchos amigos

La imagen de Green fue destrozada por los propietarios adinerados, luego de pronunciarse en el periódico Brooklyn Daily Eagle: “Los pobres no tienen ninguna posibilidad en este país”. “No es de extrañar que los anarquistas y los socialistas sean tan numerosos… la ley debe respetarse, ¿verdad? Entonces, ¿por qué no comienzan en el extremo derecho? ¿Quién empieza a quebrantar la ley? Los grandes magnates del ferrocarril… Que el pobre infrinja la ley y veamos qué pronto llega a la cárcel”.

"Ningún otro tipo de vida me agradaría"

Existía una explicación para entender como Green veía la vida. Según la historia, le dijo a un periodista: “No soy una mujer dura. Pero debido a que no tengo una secretaria para anunciar cada acto de bondad que realizo, se me llama cercana, mezquina y tacaña. Soy cuáquero y estoy tratando de vivir de acuerdo con los principios de esa fe. Por eso me visto con sencillez y vivo tranquilamente. Ningún otro tipo de vida me complacería”.

Época dorada

Green se encontraba en su mejor momento. Estados Unidos estaba en la era llamada Edad Dorada, en la cual empezaba a surgir un nuevo sistema dejando atrás las antiguas jerarquías.

La Gran Depresión

En julio de 1916, Green muere tras sufrir un derrame cerebral. Según los informes, había acumulado una fortuna de $ 200 millones, casi $ 5 mil millones de la actualidad. Años más tarde, llegó la Gran Depresión, la herencia de Ned y Sylvia se mantuvo intacta gracias a los consejos financieros de su madre.